El impuesto al valor agregado, con cobertura generalizada y tasa uniforme, tiene un alto grado de neutralidad respecto de la asignación de recursos. Esta neutralidad se logra gravando a cada actividad económica sólo sobre la diferencia entre el valor de su producción y el valor de los insumos adquiridos de otros contribuyentes al impuesto.

Así, los productos finales serán gravados proporcionalmente a sus precios, de lo cual surge que los precios relativos no se verán afectados. Esta neutralidad no se obtendría con un sistema de ingresos a las ventas, en el cual los productos finales serían gravados proporcionalmente al número de etapas intermedias de producción que preceden al consumo final.

La aplicación del impuesto al valor agregado en Argentina se aparta considerablemente de la concepción de este impuesto como un gravamen neutral respecto de la asignación de recursos. Estas notas pretenden clarificar las diferencias existentes y mostrar algunas consecuencias del modo específico en que este impuesto se aplica en Argentina.

Entre otros, se enfatiza el resultado que el modo de aplicación del impuesto en Argentina genera un impuesto implícito, adicional al impuesto al valor agregado, sobre los insumos no agropecuarios que utiliza el agro para producir para el mercado local. También se destaca que el sistema de "crédito fiscal presunto" puede, a lo sumo, corregir el efecto recaudatorio de la falta de crédito fiscal para los insumos gravados que usa el agro, pero no los efectos sobre la asignación de recursos del impuesto implícito mencionado anteriormente.

Otro resultado del trabajo es la determinación de las condiciones bajo las cuales el impuesto debe gravar las importaciones y excluir las exportaciones, para preservar la neutralidad del mismo.